En casa pidió pizza y helado para cenar. Después de acostar a los niños, llamó a su amigo Alex, quien le dijo que tal vez Sara acababa de enloquecer y volvería pronto a casa.
A la mañana siguiente, los hijos de Harry lo despertaron y tan pronto como miró su reloj supo que llegaba tarde. En el caos de la mañana, Harry quemó las tostadas francesas y su camisa mientras hacía malabarismos con los preparativos escolares de los niños.
“Oh, no, las tostadas”, exclamó, apresurándose a guardar el desayuno.
“Papá…Papá, ¿qué está pasando?”, preguntan los niños en medio del caos.
“Es sólo el detector de humo. No se preocupen”, les aseguró Harry, pero la situación solo empeoró.
Tenía una reunión importante y llegaba tarde. “Me prepararé rápido e iremos a comer algo rico de camino a la escuela, ¿de acuerdo?”