Un empresario adinerado almorzaba con esta mujer sin hogar todos los martes. Un día se quedó sorprendido al descubrir en qué gastaba el dinero que la gente le daba

 

Aimee Jo no pidió dinero, sino que saludó a Smith cálidamente con un simple deseo de un buen día y una bendición. Esta interacción inesperada condujo a almuerzos regulares los martes entre Smith y Aimee Jo, donde entablaron una amistad. Sin embargo, la razón detrás de sus almuerzos es particularmente conmovedora.

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