Un empresario adinerado almorzaba con esta mujer sin hogar todos los martes. Un día se quedó sorprendido al descubrir en qué gastaba el dinero que la gente le daba

Smith compartió en su página de Facebook la resistencia y el deseo de Aimee Jo de aprender a leer a pesar de sus difíciles circunstancias. Ella gasta sus recursos limitados en visitas a la biblioteca para estudiar libros, priorizando el aprendizaje sobre las necesidades básicas como la comida. Smith se sintió profundamente conmovido por su determinación y se propuso como misión ayudarla a aprender a leer. Reconociendo su propio privilegio y educación, Smith se sintió obligado a apoyar las aspiraciones de Aimee Jo. Ahora pasan los martes juntos leyendo libros prestados de la biblioteca, y Smith le enseña a leer.

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