Harry comenzó a romperse por dentro y esas palabras lo golpearon como una bolsa de ladrillos.
“Señora Sara, ¿dónde ha estado durante estos seis meses? ¿Qué estuvo haciendo y cómo va a cuidar a los niños?”
“Me estaba quedando en Chicago con un amigo. Quería alejarme de todo y de todos por un tiempo. Luego me mudé de regreso a Boston… conseguí un trabajo como diseñador de interiores”.
“¿Qué garantiza que no sufrirás otra crisis y abandonarás a los niños nuevamente?” El abogado rompió el silencio de Sara.
“Objeción, Señoría. Es infundada y…”, interviene a su vez el abogado de Sara. “Mi clienta, la señora Sara, vino a pedir la custodia de los niños. ¿Por qué los iba a dejar otra vez?”
“Orden … Orden”.
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