Los 94 años de Clint Eastwood: pocos igualan a una de las últimas leyendas vivas de Hollywood

Consagrado como uno de los grandes directores de su tiempo, nunca ha querido saber nada de la industria más allá de protagonizar y hacer películas. Desde la posición privilegiada que ostenta, hace décadas optó por vivir una vida lo más tranquila posible en Carmel, un pequeño pueblo situado en el condado californiano de Monterrey.

Celoso de su vida privada, encontró en su mansión con vistas al mar, rodeada de animales y naturaleza, el reducto familiar idóneo para vivir con parte de sus ocho hijos (la palabra tumultuosa se queda corta para describir la vida privada del intérprete, alimentada más de rumores que de hechos confirmados).

El idílico pueblo ha tenido y tiene gran importancia en la vida del actor, quien llegó a ejercer de alcalde entre 1986 y 1988. “No soy una persona muy sociable”, confesó a la BBC en un reportaje de hace años grabado allí. “Veo las películas en un cine de aquí cerca, las veo con gente que no forma parte de la industria y así puedo ver cómo reaccionan, de eso modo entiendo mejor la realidad que me rodea”, contó frente a la cámara.

El éxito más allá de los 60 años

A lo largo de los años, ha compaginado la faceta actoral con la dirección, a veces con trabajos que coinciden en el tiempo. El respaldo definitivo a su labor de dirección llegó en forma de Oscar en 1993. La película Sin perdón, un western sesudo coprotagonizado junto a Morgan Freeman, cosechó nueve nominaciones y se llevó cuatro grandes premios, entre ellos mejor dirección y mejor película.

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