Prepara las fresas:
En un bol, combine las fresas en rodajas con 1/2 taza de azúcar. Mezclar bien y reservar para permitir que las fresas suelten su jugo natural.
Crea la mezcla de tarta de queso:
En un recipiente aparte, use una batidora eléctrica para batir el queso crema ablandado, el jugo de naranja y la 1/2 taza de azúcar restante hasta que quede suave.
Incorpora con cuidado la crema batida a la mezcla de queso crema hasta que esté combinada. Evite mezclar demasiado para mantener la mezcla ligera y esponjosa.
Armar la bagatela:
Escurre las fresas reservando el jugo. Reserva las fresas.
Mezcle suavemente el bizcocho en cubos con el jugo de fresa reservado para humedecerlo.
Comience a colocar su bagatela en capas colocando la mitad de los cubos de pastel humedecidos en el fondo de un plato para bagatelas de 4 cuartos o en un tazón grande para servir.
Agrega una capa usando un tercio de la mezcla de queso crema sobre los cubos de pastel.
Sigue con una capa de la mitad de las fresas en rodajas y luego espolvorea la mitad del chocolate rallado sobre las fresas.
Repite las capas, comenzando con los cubos de pastel restantes, otro tercio de la mezcla de queso crema, las fresas restantes y el resto del chocolate rallado.
Termine cubriendo con la mezcla restante de queso crema.
Adorne y enfríe:
Adorne la parte superior con rizos de chocolate y fresas adicionales si lo desea para darle un toque extra de elegancia.
Cubra la bagatela y refrigere durante al menos 4 horas, permitiendo que los sabores se derritan y el postre se asiente correctamente.
Esta bagatela de tarta de queso y fresas no solo es un placer para la vista, sino también una delicia deliciosa que promete no sobras. Su belleza en capas lo convierte en la pieza central perfecta para cualquier mesa de postres, ya que ofrece una combinación de texturas y sabores que seguramente impresionarán. Disfrute el proceso de creación de este fabuloso postre y observe cómo se convierte en el punto culminante de su próxima reunión.
